Matthew Boni,
'14
Practicar la fe en dos idiomas: Reflexiones
sobre experiencias religiosas de casa y del extranjero
Cuando reflexiono
sobre todas mis experiencias en Holy Cross, siempre estoy agradecido por las
oportunidades inesperadas que he tenido. Dos de esas experiencias son mi
participación en el coro de las misas en español y el
cuatrimestre que pasé estudiando en Buenos Aires, Argentina. Ya que no
era un hablante nativo de español, ni un buen cantante, ni una persona
con mucha experiencia viajando, nunca pensé en la posibilidad que
haría esas cosas en la universidad. Supongo que a veces Dios nos regala
oportunidades buenas que pensamos que son extrañas, pero al fin resultan
ser experiencias importantes para nuestro bienestar espiritual e intelectual.
Siempre me ha interesado aprender de la
cultura hispana y practicar mi fe. Por eso, cuando yo llegué a Holy
Cross, empecé a ir a las misas católicas que se celebran en
español todos los jueves por la noche. No sabía cómo
participar en la misa porque era una lengua diferente. Después de
algunas semanas conocí a personas que ahora son mis amigos cercanos. Fui
invitado a participar en el coro y, de mala gana, acepté la
invitación. Me gustaba mucho aprender canciones nuevas de una lengua y
cultura diferente porque me permitía entender más la belleza de
la fe católica universal desde la perspectiva de la cultura latina, y
así, desarrollar mi conocimiento de la fe que puedo aplicar a mi vida
espiritual y enseñar a otros. Ya que me gustaban mucho las experiencias
que tenía en mis clases de español y cantando durante esas misas,
yo querría seguir aprendiendo sobre otras culturas, mejorando mi
español, y desarrollando mi fe a la vez. Por eso, aunque una vez
más tuve miedo del futuro, decidí embarcar en una gran aventura
extraordinaria: estudiar en el
extranjero.
Tengo muchísimos
recuerdos fantásticos de mi tiempo en Buenos Aires, pero creo que mis
experiencias de inmersión cultural más memorables eran mis
experiencias religiosas porque me enseñaron mucho de la cultura
religiosa de este país. Al principio, me sumergí en esta cultura
por hacer las mismas cosas que hacía en Holy Cross. Visité muchas
distintas iglesias hermosas para ir a misa y noté que las misas eran muy
parecidas a las misas en español en Holy Cross. También,
noté que había algunas diferencias en la manera en la que
actúan la gente comparada a las misas típicas estadounidenses.
Aprendí más sobre la cultura argentina por participar en un
retiro por un fin de semana. Conocí a muchas personas de la parroquia
Nuestra Señora de Loreto, y pasamos el fin de semana rezando, cantando,
y tomando mate. Después de este retiro, había aprendido nuevas
canciones religiosas argentinas. Me encantaba cantar esas canciones y las otras
que aprendí durante las varias misas porque era una gran oportunidad
para practicar la fe usando el dialecto argentino. Las canciones, sin embargo,
no fue todo que experimenté en esta cultura. Estudié otros
aspectos de la cultura porteña con respecto a la fe católica,
especialmente el hombre que mejor personifica el catolicismo argentino: El Papa
Francisco.
Llegue a Argentina sólo
tres meses después de la elección de Jorge Mario Bergoglio, el
ex-arzobispo de la arquidiócesis de Buenos Aires, como el nuevo Papa. A
través de mis investigaciones y experiencias, descubrí que la
ciudad estaba llena de sentimientos de sorpresa, alegría, y orgullo. Vi
la evidencia de todo esto por ver el imagen del "Papa argentino" por todo la
ciudad, particularmente en los productos artesanales que se venden en la Feria
de San Telmo, y en un cartel gigante en la calle Nueve de Julio, la avenida
más grande y turística de Buenos Aires. El cartel con su imagen
dijo: "La ciudad celebra con alegría y orgullo al Papa Francisco." Los
argentinos están orgullosos de tener el Papa de su propia cultura porque
se pueden identificar con él. El "efecto Francisco" de que habla todo el
mundo es hasta más poderoso en su patria. Todos los libros y
artículos que leí sobre este tema parecen estar de acuerdos sobre
el hecho que en Argentina se ve al Papa como un amigo que es
geográficamente lejos por ser el obispo de Roma, pero muy cercano en el
corazón. Es evidente que su cultura de origen es algo que siempre ha
unido el papa Francisco con su Argentina querida. Es la cultura que lo
formó a él y que él mismo ha formado por sus acciones como
arzobispo de Buenos Aires y ahora como el Santo Padre.
Era muy interesante vivir cinco meses en
esta cultura que formó el Papa actual y ver como el Santo Padre ha
influido esta cultura. Primero, aprendí sobre la gran devoción
nacional a la Virgen María bajo el título Nuestra Señora
de Luján, la patrona de Argentina cuya imagen aparece por toda la
ciudad. Cada año en Argentina, hay una peregrinación masiva hacia
la basílica en Luján, una municipalidad que está 70
kilómetros afuera de la capital. Gracias a Dios, tuve la gran
oportunidad de participar en esta peregrinación. Junto con
muchísimas otras personas, desde Buenos Aires caminé por toda la
noche acercando a la basílica en Luján paso por paso. Este
año participaron 2,5 millones de personas para rezar por su patria. Era
un aumento enorme desde el año anterior y es evidencia cuantitativa del
"efecto Francisco." Devoción a la Virgen de Luján es un aspecto
muy importante en la espiritualidad de todos los argentinos, especialmente en
la del papa Francisco. Otro ícono importante en el catolicismo en
Argentina es Nuestra Señora Desatanudos. Mientras Jorge Bergoglio estaba
terminando su tesis doctoral en Alemania, desarrolló una devoción
fuerte a esta imagen de la Virgen María que desataba nudos en una cuerda
como un recuerdo que María desata los nudos que nos entorpecen. Cuando
fue consagrado arzobispo de Buenos Aires, ordenó que esta imagen aparece
en varios sitios en la ciudad para que los fieles lo conozcan. Otro aspecto
importante de la cultura religiosa del país que descubrí es la
devoción a San Expedito, el santo de las causas urgentes cuyo imagen se
venera el día 19 de cada mes. La Virgen de Luján, Nuestra
Señora Desatanudos, y San Expedito, son solamente tres ejemplos de
aspectos de la fe católica en Argentina que yo nunca conocía pero
ahora conozco bien porque los incorporé en mi propia fe cuando
vivía como un porteño por cinco meses. Ahora puedo continuar
aplicándolos a mi vida en el futuro.
A través de todas estas
experiencias nuevas e inesperadas, he aprendido que no tener miedo de probar
cosas nuevas puede tener resultados muy positivos. Después de haber
cantado con el coro en las misas en español y haber vivido en Buenos
Aires por algún tiempo, tengo un conocimiento mucho más amplio de
la cultura hispana, especialmente con respecto a la fe. He conocido a amigos
nuevos, aprendido más sobre mí mismo, y desarrollado nuevas
maneras de entender la fe católica. Estas oportunidades maravillosas me
invitaron a reflexionar desde una perspectiva diferente. Quiero seguir
aplicando lo que he aprendido de la cultura argentina a mi propia cultura,
especialmente las nuevas canciones y santos que he descubierto. Puedo concluir
que practicando la fe en dos culturas es beneficioso porque no disminuye ni
cambia mi fe tradicional, sino la fortalece. |