Katie Burns,
'14
Mujer del incendio
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Este
monólogo se basa en el texto teatral Guernica del dramaturgo
español, Jerónimo López Mozo, el cual, a su vez, es una
dramatización del cuadro homónimo de Picasso. En esta escena,
presenciamos lo que pasaba aquel día a la mujer que aparece rodeada de
llamas en el cuadro. |
(La escena tiene lugar en el centro del
escenario, donde hay una mesa. Sobre la mesa hay ingredientes y utensilios de
cocina. LA MUJER entra por la izquierda con un trozo del "rompecabezas" de
Guernica. Lo coloca en el fondo del escenario y empieza a hablar detrás
de la mesa, preparando la merienda a la vez que habla.)
Estoy en la
cocina. Debo preparar la merienda para los niños, que tendrán
hambre después del colegio. Un pan tumaca para José, una tostada
con nutella para Sofía. Busco los ingredientes y lavo un cuchillo. Me
acuerdo que había comprado tela nueva en el mercado por la
mañana. Pienso en la falda que quiero coser para Sofía; ella ha
crecido un montón desde enero y-
Suenan las campanas. (Cierra
los ojos con agitación. Se ha cansado de oírlas) Ruido de
aviones. (Tono soñador/fantasioso) Ojalá que pudiera saber
cómo sería volar en avión o estar tan alto, como si
pudiera tocar el cielo. (Abre los ojos, tono soñador desaparece).
Esos aviones no tocan el cielo. Esos aviones no vienen de allí. No
sé de dónde han venido esos aviones, pero no son del
cielo.
Explosiones. Lejos. ¡Qué no nos lleguen! Por favor,
le pido a Dios que por favor no lleguen aquí.
Explosiones. Ahora
cerca de la casa. Deben de haber caído en la calle Moisés de
León, dónde vivían Maru y Eduardo hace años. Sigo
rezando, aunque estoy de pie. (Empieza a implorar a alguien que no
está, quizá sea a Dios) ¿Debo arrodillarme-me
salvaría? ¿Les salvaría a mis niños si estuviera de
rodillas? ¿A mi José? ¿A mi Sofía?
No me
arrodillo sino que voy a la ventana (Va a la ventana y la abre, finge
escuchar los sonidos de terror y destrucción). De la plaza llegan
gritos. La gente corre. (Mientras habla, señala a los que ve) Veo
a Antonia, a Luisa, a Darío, al hombre del quiosco. Veo al gato de mi
vecino, él que siempre está en mi jardín. Veo a los amigos
de José, a la chica que tiró la coleta de Sofía en su
quinto cumpleaños. Todos corren, corren, corren, ¿y yo? Me sigo
quedando congelada, mirando por la ventana, mirando, buscando a mis hijos en la
multitud. Intento gritar sus nombres, pero mi voz no me llega. Se me han ido,
quizá para siempre. Miro mientras Luisa, mi querida vecina, coge la mano
de su marido y Darío, por fin, encuentra a su madre. Ellos, los
míos, no llegan.
Y en ese momento, una bomba ha estallado en la
casa (Siente la bomba caer y empieza a correr por el escenario como si
cayeransobre ella trozos del techo). Hay cascotes por todas partes. Caen
trozos del techo. (Con una mirada delirante, trata de descubrir los
ingredientes de la merienda). La merienda está cubierta de ceniza,
los niños no comerán la merienda así.
(Corre al
otro lado del escenario dónde está otra ventana y mira hacia
fuera) Del granero sale humo. Algo se quema. No huele a la barbacoa que
tuvimos por nuestro aniversario el año pasado, ni a la chimenea durante
las navidades, sino que huele a tristeza, terror, y miedo.
Las bombas
me aturden. Los míos se habrían refugiado en algún
lugar¿verdad? (Tono rogatorio) Tienen que estar seguros. No
les vi en la multitud, pero tal vez pasaron delante de mis narices y no me di
cuenta. Pero no, no, no puede ser. No puede ser que ellos mueran antes que yo,
antes que su madre.
(Se queda de pie, sin moverse, pero baja su
mirada cuando se refiere a lo que pasa a su alrededor) Las llamas se asoman
por los tejados. Los techos se desploman sobre los muebles y el suelo.
Las sabanas.
Los manteles.
Las cortinas.
La
telanueva.
Todo arde.
El humo me llega y me cubre. Es como si
yo estuviera dentro de una nube, y el humo me asfixia (Empieza a toser, se
cae al suelo, y empieza a respirar con dificultad). Una nube, sí,
una nube creada por esos aviones horribles que pretenden venir del cielo, pero
ahora, ahora sé que han venido desde el infierno. Sus pilotos tienen
cuernos, caras rojas y ojos viciosos. Quiero salir de la casa. Quiero encontrar
a mis hijos. (Empieza a arrastrarse hacia la ventana). Quiero salir.
Alcanzo la ventana, pienso tirarme y salir de mi casa que se ha convertido en
esta nube horrible.
(Llega a la ventana y mira hacia fuera) El
pueblo entero es una antorcha. Es inútil salir. (Se
desploma)
Y de repente, el fuego ha prendido mi ropa.
(Frenética pero no trata de extinguir el fuego) La llama ha
caído en mis pantalones. Sube, crece, viene más y más
cerca de mi centro, al corazón. (Adolorida) Ha prendido mi carne.
Grito desesperada. ¿Dónde estáis-Sofía,
José? ¿Nadie me ayudará? ¿Adónde han
ido?
(Está cubierta en llamas ahora y se retuerce de dolor,
pero deja de gritar) Huele a carne ahora. Huele a mi carne. Mientras mi
cuerpo se consume, le doy a las llamas a lo que estaba sin arder.
Ardo.
Ardo.
Que termine pronto.
(Se cae al suelo,
retorciéndose, y muere)
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