510-word
Challenge
Introduction
In the fall,
award-winning journalist D. Alberto Salcedo Ramos gave a talk and workshop in
Rehm Library on narrative journalism in Latin America. Aided by the translating
expertise of Holy Cross professor Antonia Carcelén Estrada, he spoke
engagingly about the climate of storytelling in which he was raised and about
the need for writers to make their narrative worlds at least as rich as their
own. He left with a challenge, offering to read and give commentary on ten
crónicas written by students in attendance. His instructions were
strict: crónicas had to be exactly 510 words long and treat one
of three topics: a moment of terror, the death of a loved one, or a first love.
A number of students took up the challenge and the following pages are the
results.
Each crónica is
510 words long and is accompanied by a brief commentary by Salcedo Ramos. The
results are a reminder of how writing is both a craft and a conversation,
echoing, if only faintly, Rilke's and others' conversations with young poets to
think deeply about the power of the penor, yes, the touchscreen.
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Introducción
En el
otoño, el galardonado periodista D. Alberto Salcedo Ramos dio una
charla-taller en la Biblioteca Rehm sobre la crónica en América
Latina. Con la hábil traducción de la profesora Antonia
Carcelén Estrada, habló de manera cautivadora sobre el ambiente
de narraciones en el que se crió y sobre la necesidad de crear mundos
narrativos por lo menos tan ricos como el mundo que nos rodea. Dejó al
público con un desafío, ofreciéndose a leer y dar
comentarios sobre diez crónicas escritas por los estudiantes que
habían asistido al evento. Sus instrucciones fueron estrictas: las
crónicas debían tener exactamente 510 palabras y tratar uno de
tres temas: un momento de susto, la muerte de un ser querido, o un primer amor.
Varios estudiantes asumieron el reto y las páginas siguientes contienen
los resultados.
Cada una de las
crónicas que siguen se compone de 510 palabras y viene acompañada
de un breve comentario de Salcedo Ramos. Los resultados nos recuerdan que la
escritura es a la vez un arte y una conversación, haciendo eco, por leve
que sea, de la instancia de Rilke y otros escritores a que los poetas
jóvenes piensen profundamente sobre el poder de la plumao bien de
la pantalla táctil. |