Miguel Russo,
'15
Frutos de la indocumentación
La estabilidad de
la economía agrícola de los Estados Unidos inevitablemente
depende de la labor de los extranjeros indocumentados. Su estatus ilegal hace
que los trabajadores estén indefensos y expuestos a la
explotación. Entonces, la industria agrícola de miles de millones
de dólares, el mecanismo crucial que sostiene el país, depende de
la explotación injusta. La sociedad norteamericana necesita cambiar a
menos que esta explotación, que debe terminarse en el nombre del derecho
inalienable de cada individuo a la vida, la libertad, y la búsqueda de
la felicidad, se perpetúe. Como una solución posible, la sociedad
norteamericana debe criar a los ciudadanos que quieran cultivar la tierra como
un componente intrínseco del buen vivir y la clave a la libertad y la
felicidad, que en parte se fundan en la autosuficiencia. Si toda la sociedad
americana contribuyera a la producción por propia voluntad no
tendría que contar con explotar a otros injustamente para alimentarse.
Sobre todo es incuestionable la hora de terminar la explotación de los
trabajadores agrícolas indocumentados. Estados Unidos debe decidirse a
identificar y legalizar a todos los indocumentados o a deportarlos, pero tienen
que dejar de cometer el pecado de omisión, es decir el dejar continuar
el status quo. La propuesta de Presidente Obama de continuar a
fortalecer el control fronterizo y aplicar la ley más efectivamente
contra las empresas que conscientemente contratan a los inmigrantes ilegales es
justa, mientras aspectos de la propuesta "ciudadanía ganada" no son
justos.
En primer lugar, es necesario que
los empleadores agrícolas recurran a contratar a los indocumentados
debido a varias razones. La primera causa es que la mayoría de los
ciudadanos norteamericanos no quieren trabajar en los campos. En el año
2010 un estudio nacional realizado por el Consejo Nacional de Empleadores
Agrícolas, compuesto de empleadores del programa H-2a, mostró que
el 68% de los 36,000 desempleados que las agencias estatales habían
remitido a los empleadores del programa H-2a, no aceptó el empleo y
sólo el 5% de los empleados trabajó por todo el periodo
contractual. Arturo Rodríguez, el presidente del sindicato de los
Trabajadores Agrícolas Unidos, afirma que los ciudadanos estadounidenses
no quieren hacer el trabajo, "No se sabe realmente trabajar en la agricultura
hoy. Nos hemos alejado de ese tipo de sociedad tanto que la gente ha olvidado.
La verdad es que hoy nadie educa a los niños a fin de que se hagan
trabajadores agrícolas." Por esta razón, los que dicen que los
trabajadores indocumentados les roban a los americanos el trabajo están
equivocados, porque el éxito de la industria agrícola, de la cual
la prosperidad y la hegemonía del país norteamericano dependen,
se apoya en el trabajo de los indocumentados, aquellos que hacen el trabajo que
los norteamericanos mismos suelen rechazar como trabajo manual de baja
categoría. El problema es que está la percepción de que
uno debe aspirar a desempeñar otro trabajo que el trabajo
agrícola, especialmente porque el trabajo agrícola se percibe mal
pagado y difícil.
La falta de la
disposición de ciudadanos norteamericanos para trabajar la tierra causa
problemas teóricos y prácticos. En cuanto a la teoría, hay
que considerar por ejemplo la filosofía del intelectual, John Locke,
quien creía que una vez que un hombre ha mezclado su trabajo, lo que le
pertenece a si mismo, con la naturaleza, esa parte de la naturaleza a la cual
ha adjuntado su labor se convierte en su propiedad indisputable, a
condición de que les sobren a los demás bastante de áreas
igualmente buenas. Sin embargo, hoy los ciudadanos estadounidenses afirman que
la tierra nativa simplemente les pertenece aunque la gran mayoría de
ellos, según la filosofía de Locke, no merecen darse por
terratenientes. Además, según la idea de Locke, la gran
población de los obreros migratorios y trabajadores agrícolas
temporales en realidad son los que logran convertir la tierra en su propiedad
porque la trabajan. Asismismo, según el criterio de Locke es
ilógico que bajo el sistema tal y como está hoy las personas que
mezclan su labor con la tierra sólo puedan establecer vínculos
transitorios con la tierra y constantemente hayan de mudarse acá y
allá siguiendo el ciclo de cosechas y buscando una oportunidad de
trabajar y ganar dinero, dondequiera sea posible. Los propietarios de la tierra
verdaderos absurdamente son los que ni siquiera pueden quedarse con la tierra
que su trabajo la ha hecho su propiedad. El concepto de la propiedad, desde el
punto de vista de la mayoría de la gente norteamericana, se basa en el
dinero. Si puede comprárse con el dinero, le pertenece a uno. Sin
embargo, aunque el dinero tiene un valor artificial y abstracto, al dinero le
falta sustancia concreta. Hoy ya no hay esa antigua conexión firme,
real, y tangible con la tierra, que era crucial para la vida y la cultura de
los antepasados. El problema es que la sociedad norteamericana ha olvidado la
rica profundidad del significado de la palabra 'poseer'. Para los americanos en
general poseer en realidad abarca sólo adquirir un objeto, utilizarlo, y
botarlo, mientras para nuestros antepasados terratenientes poseer la tierra
abarcaba un proceso muy complejo. Había que entender íntimamente
la naturaleza, trabajar y cultivar la tierra, producir la vida y destruirla al
cosechar los frutos de la tierra, alimentarse y disfrutar de los frutos del
trabajo duro, y apreciar solemnemente la tierra como el sustento de la vida. En
general los estadounidenses no entienden la real complejidad del significado de
la propiedad. Además la gente norteamericana no es ni autosuficiente ni
libre (tampoco luego nunca puede ser completamente feliz, si la felicidad
consumada depende de ser libre) porque no saben ni trabajar la tierra ni
producir la comida por si mismos sino sólo sabe comprar y consumir
dependiendo de una mano enorme e invisible que les da de comer.
La insuficiencia de manos estadounidenses
produce una cuestión práctica además de cuestiones
teóricas. ¿Quiénes van a hacer el trabajo necesario y
darles de comer a la boca consumidora? La industria agrícola no tiene
otro recurso que contratar a los extranjeros para hacer el trabajo. La
población de trabajadores agrícolas empleados consiste en los
documentados inscritos en el programa H-2a de trabajadores - huéspedes,
permitidos a trabajar en los estados unidos por un periodo temporal, y los
indocumentados, que han entrado en los Estados Unidos y trabajan sin
autorización oficial. Resulta que los indocumentados constituyen
más de una mitad de los tres millones de trabajadores agrícolas
empleados, la mayoría de los cuales es mexicana.
Hay varias razones por las cuales los
empleadores contratan un número de indocumentados predominante. Primero,
no tiene que pagársele tanto dinero a un indocumentado como a un
ciudadano estadounidense o a un documentado, porque el indocumentado, quien
necesita el trabajo urgentemente, aceptará cualquier trabajo, aunque sea
transitorio, estacional, y arduo y no pague bien, porque no tiene ninguna
autoridad para exigir un aumento del sueldo o una mejora de las condiciones.
Mientras para muchos es desventajoso contratar a los documentados inscritos en
el programa H-2a, que obliga a los empleadores a pagarles un sueldo digno con
beneficios. También el gran número de casi once millones de
indocumentados difundidos a lo largo de los estados unidos abastece una mano de
obra económica e inexhaustible, y especialmente en los estados de
California, Texas, Michigan, Washington, y North Carolina, donde hay zonas
pequeñas a las cuales les falta un abastecimiento local suficiente de
trabajadores legales y voluntarios, las empresas agrícolas tienen que
buscar fuera de la localidad para contratar a los trabajadores
agrícolas. Los empleadores contratan a los indocumentados para
garantizar que habrá una cantidad suficiente de trabajadores para
trabajar cuando esté lista la cosecha. Además, a la larga, la
contratación de los indocumentados beneficia a los consumidores
norteamericanos porque las empresas agrícolas pueden pagarles a los
indocumentados menos dinero, y de este modo, reducen los gastos de la
producción y ganan más beneficio y abaratan los productos
agrícolas, que se venden en los mercados. Y finalmente, los trabajadores
agrícolas suelen entrar en la industria agrícola y una vez
oficialmente legalizados buscan trabajo en otros sectores. Cuando la
legalización provoca un éxodo, los empleadores han de contratar a
otros indocumentados para compensar la pérdida de trabajadores.
Generalmente nadie quiere hacer el trabajo, dejándolo a las personas
indocumentadas para las cuales no hay otra opción además de
someterse a la
explotación.
¿Cómo se
define dicha explotación? ¿Y cómo se manifiesta la
explotación en el caso de los trabajadores agrícolas
indocumentados? La explotación puede definirse como el acto de
aprovecharse de otra persona injustamente para sacar provecho de su trabajo. En
este caso, los empleadores agrícolas contratan ilegalmente a los
inmigrantes ilegales para aprovecharse de un gran suministro inagotable de
trabajadores, que urgentemente necesitan trabajar y están dispuestos a
hacer cualquier trabajo bajo cualquier condición para poder ganar dinero
y quedarse en Estados Unidos. La ilegalidad y la invisibilidad de los
indocumentados los hacen vulnerables a ser explotados por las empresas
agrícolas, que para reducir los gastos de producción ilegalmente
les pagan un sueldo inferior al trabajo que se realiza y al salario
mínimo. Aunque para muchos el trabajo y el salario constituyen una
oportunidad que no hay en la patria donde no hay ninguna oportunidad,
todavía no se justifican ni las acciones ilegales de los empleadores ni
el pago inadecuado. Además de la dificultad financiera extrema los
trabajadores agrícolas indocumentados aguantan una serie de condiciones
injustas y horribles incluyendo: las largas horas de trabajo muy arduo e
intenso por poco dinero, la falta y la inestabilidad de la educación,
las condiciones de vivienda inadecuadas, los problemas de la salud causados por
la exposición a trabajo muy peligroso y pesticidas y por la
desnutrición, el abuso del trabajo infantil, y además de todo
eso, las barreras del idioma, el temor a la deportación, y acceso
limitado a la atención de la salud aun más problematizan la
situación de los trabajadores agrícolas indocumentados.
Estas condiciones son inaceptables. Sin
embargo, no se cumple la ley efectivamente para resolverlas. En realidad la
aplicación de la ley ha sido muy permisiva. La policía apenas se
esfuerza contra las empresas que contratan a los indocumentados. Por un lado,
la propuesta del presidente Obama es buena porque impedirá la
perpetuación de la explotación con medidas más
enérgicas. También el aumento en el control de las fronteras
fortalecerá la barrera y prevendrá la entrada de más
inmigrantes ilegales. Por otro lado, los requisitos del plan universal para el
camino a la ciudadanía no son justos en el caso de los trabajadores
agrícolas. De acuerdo con Obama, "tenemos que hacerles frente a los once
millones de personas que están aquí ilegalmente. Todos estamos de
acuerdo en que estos hombres y mujeres deben tener que ganarse el camino a la
ciudadanía." El proceso incluiría: someterse a una
verificación de antecedentes, pagar impuestos, pagar una multa, aprender
inglés, y entonces irse al final de la fila, detrás de todos
aquellos que están intentando venir legalmente. Al Presidente este plan
le parece justo. Sin embargo, ¿cómo pueden pagar los impuestos y
la multa los trabajadores agrícolas que apenas tienen dinero suficiente
para mantenerse? ¿Sin embargo, cómo pueden aprender inglés
los que no han recibido una educación adecuada o han estado aislados
hace mucho tiempo por una barrera del idioma y no tienen acceso a las
oportunidades de aprender inglés? ¿Y por qué deben irse al
final de la fila los trabajadores agrícolas cuando solicitan la
ciudadanía, los que en realidad poseen 'nuestra' tierra y contribuyen
más a la prosperidad del país que los mismos americanos?
¿Y por qué los trabajadores agrícolas todavía
tienen que ganar la ciudadanía? Ya han hecho lo suficiente para merecer
la ciudadanía. Sería una lástima que un trabajador
agrícola indocumentado verdaderamente merecedor de la ciudadanía
no pudiera ganarla debido a requisitos excesivos e inalcanzables. |