Raffaelina
Gamen
Vía Dolorosa
Imagino tu cuerpo dolorido y fatigado a causa de
los numerosos látigos. Imagino tu sangre tibia surgiendo de la
cabeza, chorreando lentamente de un lado de tu cara. Veo la
transpiración debajo de tu corona de espinas que se junta y mezcla con
tu sangre. Veo tus labios secos y deshidratados por escasez de algo de
beber. Observo tus manos extendidas más de lo que es humanamente
posible. Observo tu cuerpo alargado que grita por compasión. Miro
los clavos que perforan tus pies y tus manos. Los clavos son grandes y
atraviesan profundamente tu carne, creando un agujero. Los huesos y la piel
se separan mientras el clavo produce un nido en un lugar equivocado. Miro
tus ojos cerrados rezando a Dios con toda tu alma. Tu lengua se coloca
rígida en tu boca, demasiado pesada para moverse. Tus oraciones no
son de odio sino de esperanza y alabanza hacia Dios nuestro creador. Tan
rápido veo tus ojos que se abren de repente como si algo en tu cuerpo se
hubiera partido. El dolor surge en cada parte de tu cuerpo. Después
hay parálisis total de tu cuerpo entero. En un segundo tu
espíritu sale de tu cuerpo y encima de tu cabeza hay una pequeña
luz en el cielo gris. Triunfo y salvación para toda la
humanidad.
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Reina de mi vida
Pura de corazón inmaculada Entusiasta
sirviente fiel de Dios Auténtica obediencia humilde a nuestro
padre Virtuosa gracia brilla en ti. Resplandeciente grandiosidad
tranquila, siempre adorando al Creador. Enseñadora tierna a tu
hijo Poderosa madre afligida ¡Oh, Madre de la Encarnación!
¡Ruega por nosotros!
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