Meaghan
McSherry, '08
L@s latin@s y el sueño educativo
americano
Como parte de mi
proyecto de comunidad, en otoño del 2007 hice una encuesta entre los
estudiantes en una clase de español para hablantes nativos en la escuela
secundaria de Burncoat. Me interesaba saber sobre sus experiencias
lingüísticas dentro del sistema educativo de los Estados Unidos,
más específicamente en Worcester. Durante el semestre
observé la clase y aprendí un poco más sobre las
dificultadas a las que los estudiantes hispanos tienen que enfrentarse. Dentro
de las encuestas mismas, escritas en inglés o español,
encontré varios errores ortográficos que tienen que ver con
problemas que vienen de no saber completamente bien una de las dos lenguas.
Algunos estudiantes contaron que los programas de educación
bilingüe de la ciudad de Worcester les ayudaron a superar varios problemas
lingüísticos. También dijeron que su experiencia
académica habría sido mejor si hubieran podido participar en
más programas y actividades de enriquecimiento. La mayoría de
estos estudiantes añadieron que sus valores más importantes eran
la familia y ser una buena persona. Otros también incluyeron el valor de
la educación y del éxito escolar en el futuro. Esta experiencia
me llevó a estudiar con más detalle la situación de los
estudiantes latinos en el sistema educativo estadounidense.
Actualmente,
según Francisco Marcos-Marín, las personas de origen hispano
constituyen un 12,3% de la población total de los Estados Unidos. El
Censo oficial estadounidense muestra que, gracias a sus altas tasas de
natalidad y la entrada constante de nuevos inmigrantes hispanos, la
población latina de este país tiene una tasa de expansión
de unas 3 a 5 veces más rápida que la de la población
general. Debido al crecimiento exponencial de esta población, la
cultura, la demografía y varios aspectos más de la sociedad
estadounidense están experimentando una gran transformación.
Robert Crosnoe informa que, dentro de la esfera educativa, los hispanos
continuamente encuentran dificultades al intentar alcanzar los niveles de
éxito escolar de sus compañeros caucásicos con respecto a
sus notas, sus puntaciones en exámenes estandarizados, y su
adaptación social y psicológica a su comunidad escolar.
Considerando que los estudiantes hispanos poseen antecedentes culturales ricos
y variados, su situación educativa es muy relevante a la
ideología de la educación multicultural, dado que es importante
que vean sus costumbres y tradiciones como parte del plan de estudios para que
puedan darse cuenta de que su cultura, de hecho, fue una parte integrante de la
formación de ciertas regiones de Estados Unidos. Para promover el
éxito escolar de los estudiantes hispanos, es importante examinar tanto
la historia de los hispanos en este país como la situación actual
de este grupo demográfico. Además, hay que examinar cuáles
son los factores responsables de los problemas que esta población
está encontrando en el sistema educativo estadounidense. Puesto que la
población hispana sigue creciendo, es necesario que los funcionarios
establezcan reformas educativas para asegurar que la población actual y
futura de los estudiantes hispanos estén bien preparadas para asumir
papeles más grandes dentro de nuestra sociedad.
Incluso antes de
la colonización de los Estados Unidos por Gran Bretaña, las
personas de origen hispano ocupaban varias regiones que ahora son territorio
estadounidense. Debido a esto, la cultura hispana y sus tradiciones han estado
integradas en la historia de ciertos estados, tales como California, Texas,
partes de Florida y la mayoría del Sudoeste. Tras derrotar a
España y México en varias guerras en el siglo XIX, Estados Unidos
ganó Texas y todo el territorio al oeste de este estado. Aunque algunos
territorios recientemente adquiridos, como California, tuvieron que adoptar
sistemas políticos y educativos de habla inglesa inmediatamente, otros,
como Arizona y Nuevo México pudieron resistir la influencia imponente de
la cultura estadounidense y mantener su propia lengua y costumbres por bastante
tiempo.
Como dice John
Lipski, "Estados Unidos ocupa el lugar del cuarto país mundial de habla
española-o lo hará dentro de poco-a pesar de que el
español no es lengua oficial nacional y sólo recibe un
reconocimiento parcial en algunos estados". Este hecho se puede atribuir a los
varios y numerosos grupos de personas hispanas que han inmigrado a Estados
Unidos, tanto legal como ilegalmente, durante los dos siglos pasados. Como
consecuencia de su proximidad cercana a México, la parte oeste de
Estados Unidos contiene un gran porcentaje de la población mexicana del
país entero. Norma Mendoza-Denton sugiere que durante este siglo las
personas de origen mexicano constituirán la población mayoritaria
de California. Dentro de los Estados Unidos también se encuentra una
gran variedad de personas de origen centroamericano y sudamericano que han
emigrado por varias razones, por ejemplo para escapar revoluciones y guerras en
su país nativo y/o en la búsqueda del éxito
económico. Además, muchos hispanos también han emigrado
del Caribe, a saber, dominicanos, puertorriqueños y cubanos. Ya que
Puerto Rico es un Estado Libre Asociado, sus ciudadanos tienen
ciudadanía estadounidense y pueden entrar y salir del país
libremente. Los cubanos, por otro lado, han emigrado a Estados Unidos en cuatro
olas distintas, en su mayor parte en busca de asilo político y
seguridad. Humberto López Morales comenta que muchos cubanos se basaron
en Miami y, gracias a su trabajo diligente, fueron capaces de establecer una de
las comunidades hispanas más exitosas en Estados Unidos Por lo general,
los inmigrantes hispanos han poblado las ciudades más grandes de Estados
Unidos y, debido a su propia cultura, costumbres y valores, cada grupo ha
experimentado niveles variados de éxito en este país.
En el año
2005, según el American School Board Journal, los estudiantes hispanos
constituían el 17% de la población total estudiantil de los
Estados Unidos. Este grupo de estudiantes sigue experimentando "los niveles
más bajos del éxito escolar de cualquier grupo étnico, con
menos de la mitad de la población acabando la escuela secundaria". La
Comisión Asesora Presidencial ha informado que la tasa de fracaso
escolar de los estudiantes hispanos es dos veces más alta que la de los
estudiantes caucásicos. Alexis Miranda comenta que, según un
estudio longitudinal del sistema educativo nacional, los estudiantes hispanos
sacan resultados peores que sus compañeros caucásicos tanto en
lectura como en matemáticas en los exámenes del Departamento de
Educación de Estados Unidos administrados al final del octavo grado.
Según los estudios de Sondra Smith-Adcock, solamente el 15% de los
estudiantes muestran niveles competentes de desarrollo en lectura, y
sólo el 13% en matemáticas.
Debido a las altas
tasas de inmigración y natalidad dentro de la población latina
estadounidense, los hispanos son la minoría más grande y la que
está creciendo más rápidamente en este país.
García y Jensen cuentan que "en 2005, uno de cada cinco niños de
ocho o más años de edad era hispano". Aún más
importante, estos autores declaran que el 80% de los que están
estudiando inglés como segundo idioma o como otro idioma es hispano. "De
los 17 millones de hispanohablantes en los Estados Unidos, 8,3 millones o bien
no hablan inglés, o no lo hablan con fluidez". El problema de las
limitadas habilidades en inglés que tienen muchos estudiantes hispanos
ha sido tema de mucho debate entre los defensores de la educación
bilingüe y sus adversarios, los partidarios de programas de
inmersión, como el 'Inglés solo' y programas de inglés
como segunda lengua (ESL). Los defensores de la educación bilingüe
sostienen que programas de 'Inglés solo' están predestinados a
fracasar porque limitan los programas a un año y, entonces, no permiten
que los estudiantes tengan tiempo suficiente para adquirir una nueva lengua.
Según Candace Mitchell, el problema principal de los programas de
inglés como segunda lengua es que aíslan a los estudiantes con
una competencia limitada del inglés de los otros estudiantes de la
corriente principal o mainstream. Además de estos cursos no les dan los
créditos necesarios para graduarse, esencialmente impidiéndoles
la posibilidad de realizar estudios superiores. Desafortunadamente, la
controversia sobre qué metodología serviría mejor a los
estudiantes de la minoría lingüística persistirá, ya
que, según Linda Chavez, (al menos) algunos programas de
educación bilingüe parecen ser ineficaces y, en varios distritos de
California, no están produciendo los resultados deseados. Por otro lado,
los adversarios de los programas de ESL creen firmemente que programas que
asignan solamente un año (o incluso unos cuantos años) a la
enseñanza del inglés no pueden tener éxito. Ellos citan el
hecho de que varios estudios han probado que se tarda entre 5 y 7 años
para llegar a dominar el inglés estándar académico (el que
usa un hablante nativo alfabetizado para leer y escribir sobre temas
académicos, a diferencia del 'inglés de la calle').
Actualmente, el
sistema educativo estadounidense no desafía académicamente a la
mayor parte de estudiantes latinos y de otros grupos minoritarios con un
riguroso plan de estudios. Es imprescindible que las prioridades de los
políticos y los profesores estadounidenses cambien de modo que mejoren
las expectativas que tienen para los estudiantes minoritarios, ayudando a estos
estudiantes a mejorar sus oportunidades para el futuro. Esto es especialmente
importante porque la mayoría de estos estudiantes minoritarios
está obligado a asistir a escuelas segregadas y de bajo calibre, ya que
típicamente vienen de barrios pobres y niveles socioeconómicos
bastante bajos. En 1995, los estudiantes caucásicos tuvieron una tasa de
graduación de la escuela secundaria de un 87%. Sin embargo los
estudiantes hispanos se quedaron atrás, con una tasa de un 57%.
En el caso
específico de las chicas latinas, aunque su tasa de graduación es
un poco más alta que la de sus compañeros masculinos, la
situación tampoco es satisfactoria. Según Harriett Romo, varios
estudios han demostrado que los roles de género y los estereotipos
dificultan el rendimiento académico de las adolescentes hispanas. Estas
barreras están reforzadas por "la familia, el sistema educativo y los
medios de prensa". Josefina Tinajero enumera ocho razones que explican por
qué las estudiantes hispanas son las más desfavorecidas de todos
los estudiantes estadounidenses. Las razones son: (1) notas bajas y problemas
disciplinarios; (2) falta de buenos modelos de conducta; (3) niveles
desproporcionados de estudiantes a las que se asigna a clases de
educación especial; (4) expectativas bajas por parte de los profesores;
(5) falta de acceso a consejero académicos profesionales; (6)
representación de estereotipos en el plan de estudios; (7) poco apoyo
académico en casa; y (8) madres con niveles bajos de logro
académico y expectativas educativas bajas para sus hijas. Como evidencia
el trabajo de Tinajero, la experiencia educativa de las estudiantes latinas se
ve negativamente afectada no sólo por el sistema escolar, sino
también por su vida hogareña y trasfondo cultural.
Es importante
analizar el grupo demográfico de las estudiantes latinas porque tienen
necesidades educativas diferentes que reflejan problemas básicos dentro
del sistema educativo estadounidense. La cuestión del estudio de lenguas
es bastante provocativa, ya que aunque muchos estudiantes hispanos saben hablar
y entender el español, muchas veces, sus destrezas de escritura y
conocimientos de la gramática estándar son peores que los de los
estudiantes no hispanos. Además, los estudiantes hispanos suelen asistir
a institutos en los que nadie les anima a esforzarse al máximo para
sobresalir en sus clases. El aspecto social del instituto se convierte en el
enfoque principal, y la educación sólo es un rito de paso que
tienen que aguantar. Según Maatz y Samuels, la tasa de graduación
para las estudiantes latinas también es una causa de
preocupación, ya que solamente la mitad de este grupo se gradúa
del instituto en menos de cuatro años. Las bajas tasas de
graduación y la falta de motivación para cambiar la
situación actual demuestran la necesidad de cambios sistémicos y
generalizados.
Como uno de los
grupos predominantes de bajos ingresos, a los hispanos muchas veces se les
niegan ciertos privilegios que los estudiantes de la clase media y clase alta
reciben en sus escuelas. Estos privilegios incluyen el hecho de beneficiarse de
la interacción con profesores cultos, preparados y con recursos.
Desafortunadamente, la mayoría de los estudiantes hispanos asisten a
escuelas en que "la mayoría caucásica" es una rareza. Los
estudiantes minoritarios constituyen el 90% o más de la población
estudiantil de esas escuelas. A menudo, se considera a estos estudiantes como
inferiores intelectualmente, y sus profesores no mantienen expectativas altas
para ellos ni les animan a aprender, estudiar y aspirar a un futuro exitoso en
la fuerza laboral o en instituciones de estudios avanzados, como
universidades.
Como no se motiva
a las estudiantes hispanas a sobresalir y tomar riesgos explorando campos de
trabajo no tradicionales, simplemente se colocan en trabajos con poco potencial
profesional y nivel de ingresos (como clases de cosmetología) o en
programas de educación general que no las preparan para la universidad.
Las estudiantes latinas obviamente se desaniman con esto y no entienden que su
experiencia académica es valiosa y merece la pena. Además, debido
a las dificultades frecuentes que encuentran como estudiantes de competencia
limitada en inglés, las hispanas pueden ser colocadas, incorrectamente,
en clases de educación especial cuando, en realidad, sólo
necesitan mejorar su entendimiento de la lengua inglesa. Según Robert
Crosnoe, estos factores, junto con el pobre rendimiento de sus escuelas,
profesores y administradores, van a llevar a tasas de fracaso escolar
aún más altas entre las estudiantes hispanas.
Crosnoe explora
cómo diferentes grupos de jóvenes hispanos responden a ciertos
aspectos de sus estudios, centrándose tanto en la parte académica
como en la parte social-psicológica. Crosnoe dividió a los
estudiantes en cuatro grupos diferentes dependiendo de sus niveles de
éxito escolar y su orientación escolar y estudió las
diferencias entre ciertos grupos étnicos hispanos con respeto a esos
cuatro perfiles. Él comenta que, a pesar de su orientación
escolar, los estudiantes cubano-americanos tienden a estar caracterizados por
niveles más altos de éxito escolar, y que los estudiantes
puertorriqueños están al otro lado del espectro. Crosnoe
también dice que los jóvenes mexicano-americanos suelen
"agruparse en perfiles de niveles bajos o medios de éxito escolar con
niveles más altos de orientación escolar." Un factor importante
para decidir los perfiles de los estudiantes hispanos es la cantidad de tiempo
que ellos y sus familias han vivido en Estados Unidos. Los estudiantes de la
primera generación, que se orientan más hacia sus familias y sus
comunidades étnicas, tienden tener un alto nivel de éxito escolar
y se aventajan más académicamente que otros estudiantes hispanos.
Por el contrario, los estudiantes de la tercera generación (que, junto
con sus padres, han nacido en Estados Unidos) suelen orientarse más
hacia sus compañeros y tener un nivel bajo de rendimiento escolar. Los
estudiantes de la segunda generación tienden a estar más
asimilados a la cultura americana de sus compañeros que los de la
primera generación y más orientados hacia su familia y su
comunidad que los de la tercera generación.
Otro estudio que
explora el fracaso escolar de los hispanos es el de Guadalupe Valdés.
Valdés considera tres ideas que se han usado históricamente para
explicar los bajos niveles de éxito escolar de este grupo
demográfico. La primera es que ciertos grupos son genéticamente
más capaces que otros. La segunda es que los estudiantes pobres
estás atrapados en una 'cultura de pobreza' y un ciclo de fracaso que se
perpetúa a sí mismo. La tercera es que el fracaso
académico de los latinos y otros grupos minoritarios se debe al rol de
la escuela en mantener disparidades entre clases sociales. Para realizar su
análisis, Valdés divide a la población de origen mexicano
que vive en Estados Unidos en cinco subgrupos: 1) inmigrantes mexicanos que han
venido en los últimos 3 ó 5 años; 2) estudiantes
bilingües que todavía mantienen su identidad mexicana; 3)
estudiantes "mexicano-americanos" que nacieron en Estados Unidos y se han
asimilado a la cultura estadounidense; 4) 'Chicanos' nacidos en Estados Unidos
que intentan distanciarse de la sociedad establecida; y 5) "Cholos", que llevan
ropa de un estilo distinto y se identifican con ciertas bandas (gangs).
Valdés nota
que, por lo general, los estudiantes de cada uno de estos cinco grupos suelen
tener dificultades dentro del sistema educativo americano como, por ejemplo,
matrícula por debajo de la media, altas tasas de abandono, un alto
porcentaje de analfabetismo y baja representación en la educación
universitaria. Según Valdés, factores sociales tales como los
niveles de ingresos familiares, la composición escolar, las
características de la familia y su trasfondo lingüístico
parecen influir fuertemente en los niveles de éxito escolar de estos
estudiantes.
La pertenencia a
bandas parece jugar un papel importante en las actitudes y experiencias
educativas de los adolescentes latinos, y, por tanto, también en su
éxito académico. Esta idea se enfatiza en un estudio de Norma
Mendoza-Denton sobre dos bandas rivales de chicas de origen mexicano en el
norte de California. La primera de estas dos bandas en conflicto son las
Norteñas, que se identifican como bilingües/biculturales, hablan
más inglés que español y tienden a estar bien asimiladas a
la cultura estadounidense. La segunda banda son las Sureñas, que se
identifican con su identidad mexicana, algo de lo que están muy
orgullosas, y que hablan casi exclusivamente en español.
Basándose en sus conversaciones con una Sureña, Mendoza-Denton
concluye que el éxito escolar está relacionado con las actitudes
lingüísticas. Las actitudes negativas sobre el inglés que
las Sureñas suelen mostrar parecen perjudicar su adquisición de
esta lengua. Para ellas, el acto de aprender inglés significa que
están asimilándose a la sociedad estadounidense y dejando
atrás su verdadero patrimonio mexicano. Ya que sólo quieren
identificarse con su identidad mexicana y prefieren no estar en clases con las
Norteñas y otros hablantes nativos del inglés, las Sureñas
retrasan su entrada en clases normales (mainstream) de inglés, algo que
impide sus posibilidades de graduarse y pasar a centros de educación
superior.
Un estudio de
Valdés sobre varias familias mexicanas que habían inmigrado
recientemente a los Estados Unidos sugiere que aunque la familia es un aspecto
muy importante de la cultura hispana, su influencia puede tener algunos efectos
negativos para el rendimiento académico de los latinos (sobre todo de
las chicas) en este país. En la mayoría de las familias que
Valdés observó, las madres asumían la responsabilidad de
educar moralmente a sus hijos, pero no la de ayudar a sus niños con su
tarea escolar, ya que consideraban que esto es una responsabilidad exclusiva de
los maestros. Los adultos veían a la unidad familiar como lo más
importante y pensaban que los niños debían ser flexibles,
contribuir económicamente al hogar y trabajar juntos para el bien de
todos, sacrificando incluso sus intereses y necesidades académicas.
Los papeles de
género típicos en la cultura hispana están fuertemente
reforzados dentro de la estructura de la familia y en los medios de
comunicación. Según Harriett Romo, las jóvenes latinas se
encuentran en conflicto entre los valores de "maternidad, responsabilidades
familiares y el éxito académico". En el estudio de Romo, un
tercio de jóvenes latinas entre los 9 y 15 años citaron el
embarazo y/o el casamiento como razones para su fracaso escolar. Durante sus
años en la escuela secundaria, las estudiantes hispanas experimentaron
una bajada de sus niveles de autoestima, que Romo atribuye a su posición
en relación con otros miembros de su familia. Para combatir estas
tendencias, programas como el de Madre-Hija en El Paso, Texas, han comenzado a
animar a las adolescentes latinas a aspirar a nuevos niveles académicos
y a ayudar a las madres, que no han asistido a la universidad, a involucrarse
más en la educación de sus hijas.
Se han sugerido
algunas ideas sobre cómo cambiar el sistema escolar estadounidense para
alcanzar el éxito y romper el ciclo de bajos logros obtenidos por parte
de los estudiantes hispanos. Estas ideas incluyen más educación
para los padres, programas de preparación para exámenes, y una
mayor sensibilidad cultural dentro de las escuelas. La primera idea ocupa un
lugar importante en el estudio de Valdés citado anteriormente, que
descubrió una falta preocupante de participación por parte de los
padres observados en la educación de sus hijos. Valdés razona que
estas familias deben ser educadas sobre el sistema educativo de los Estados
Unidos y las expectativas que este sistema tiene de ellos y sus hijos. Muchos
funcionarios educacionales, como Lauro Cavazos, creen firmemente que si los
padres hispanos estuvieran más involucrados y preocupados por el
éxito escolar de sus hijos, no habría una tasa de fracaso escolar
tan alta para este grupo demográfico. Algunos distritos escolares han
intentado educar a los padres sobre la importancia de valorar la
educación de sus hijos estableciendo programas que tratan de varios
temas, por ejemplo, cómo preparar comida nutritiva, cómo cuidar a
niños pequeños, cómo castigar a los hijos, y cómo
ayudar a los hijos a aprender a leer y escribir. Una segunda manera de promover
el éxito escolar de los estudiantes hispanos es un programa llamado
"Student Success Skills". Este programa, implementado en Florida y observado
por Alexis Miranda y otros, está basado en tres conjuntos de destrezas
importantes que pueden ayudar a los estudiantes a mejorar las habilidades
académicas y sociales de los participantes: a) aptitudes cognitivas y
metacognitivas tales como la fijación de objetivos, el seguimiento del
progreso, y las habilidades de memorización; y b) aptitudes sociales
tales como el manejo de la atención, la motivación, y la ira. Por
último, una tercera manera de mejorar la situación educativa de
los estudiantes hispanos propone la implementación de servicios de
asesoría escolar más receptivos culturalmente. Debido a las
barreras lingüísticas, que también pueden provocar una falta
de entendimiento del sistema educativo estadounidense, los padres hispanos
tienden a sentirse inseguros e incómodos al interaccionar con las
escuelas de sus hijos. Para aprender a navegar mejorar el sistema educativo de
Estados Unidos y ser una parte integrante de la educación de sus hijos,
los padres hispanos necesitan la ayuda de las escuelas en forma de programas de
ayuda y comunicación verbal o escrita en su lengua nativa.
Con el fin de
mejorar la experiencia académica de las estudiantes hispanas, se
deberían implementar programas de educación multicultural, ya que
serían muy beneficiosos tanto para esta población como para la
población estudiantil entera del país. Una modificación
del plan de estudios de las escuelas estadounidenses para incluir las
experiencias, culturas y perspectivas de hombres y mujeres de varias culturas y
etnicidades permitiría el desarrollo de una perspectiva más
ensanchada por parte de las estudiantes hispanas. Según Josefina
Villamil Tinajero, a través de programas como el que existe en El Paso,
las jóvenes hispanas tienen la oportunidad de asistir a "eventos en los
campus de escuelas secundarias y universidades en que están presentes
mujeres hispanas que han llegado a ser exitosas en campos poco tradicionales".
Es por medio de estas oportunidades, y de un cambio en los planes de estudio,
que las jóvenes hispanas podrán aprender sobre las mujeres de su
propio trasfondo cultural (y de otros) que han trabajado duro y han tenido
éxito dentro del sistema educativo. Esto las motivará a seguir
con sus estudios y realizar todos sus objetivos mientras siguen estando
orgullosas de su herencia cultural.
Según
Harriett Romo, para remediar los problemas a los que se enfrentan las
estudiantes latinas actualmente también es necesario que los educadores
crean que todos los estudiantes pueden tener éxito. Los profesores
tienen que imponer estándares altos para sus estudiantes, pero, a la
vez, tienen que utilizar métodos de instrucción apropiados para
los trasfondos culturales y estilos de aprendizaje de sus estudiantes.
Un estudio
publicado por Ron Schachter en junio del 2007 declaró que aunque el 98%
de los estudiantes hispanos entrevistados querían asistir a la
universidad, solamente el 37% acababa haciéndolo. Para asegurar el
éxito de las generaciones futuras, será esencial que los padres
hispanos, los estudiantes y las escuelas empiecen a trabajar juntos. |