Por aquel entonces yo no era más
que un polluelo. En el Viejo San Juan, que para mi era más nuevo que
nunca, la vi por primera vez. Coqueteaba con un gato (o una gata, quién
sabe) que deambulaba por los alrededores de la Calle del Cristo. Entiendo ahora
que toda mi poesía nació gracias a ella, gira hoy en torno a ella
y acabará con ella, mañana, cuando ya no haya más que
decir.
Sonaba de fondo aquella letra
cálida y el vaivén de la música que hablaba de despedidas
y retornos. Lo supe entonces. Me voy, se oía de lejos, pero un
día volveré, tomé su mano, a buscar mi querer,
la miré entonces, a soñar otra vez, quise besarla
Después de tantos años, el
color de la Calle del Cristo ha provocado en mi el mismo efecto. Después
de tantos años, volví a encontrarla, envejecida ya, con las
marcas que los años causan a todos aquellos que no son poetas, sino
poesía.
No me reconoció, pero yo supe
encontrarla en ella misma y en todas las miradas.
Así fue. Así volví. A
buscar mi querer. A soñar otra vez. En mi Viejo San Juan.
* It should be noted that
Esper is an elongated stuffed duck. -Ed.
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