Cassandra
Scarpino
Donde fueres, haz lo que vieres. La
relatividad del clima.
Hasta que no te vas de tu casa, probablemente
piensas que todo es como lo ves en tu país. No podrías estar
más equivocado. Todo es relativo: la moralidad, el sentido del humor,
etcétera. La que me parece la más rara entre todas las
relatividades es seguramente la que afecta al clima, específicamente
cuando concierne a la temperatura. Por raro que parezca, a igual temperatura,
la gente se comporta y reacciona de manera totalmente diferente, dependiendo
del lugar en que se encuentran. Y ninguno puede darse cuenta de esta
indiscutible realidad hasta que se va de su tierra natal. Recuerdo la vez que
fui a Cascais (Portugal) en el día de Resurrección y, aunque el
día lucía radiante, hacía lo que podemos definir como "un
puto frío de los cojones." Esto no fue suficiente para impedir que los
portugueses se bañaran en el glacial océano.
Pero la vez que más me sorprendió
fue un día de diciembre en Holy Cross. Hacía siete grados Celsius
(perdona, pero no tengo ni pajolera idea de lo que significan los grados
Fahrenheit), una temperatura bajo la cual en Italia la gente se
preguntaría cómo sobrevivir hasta el día siguiente y la
desolación dominaría el lugar; pero en Massachusetts, era como si
la primavera hubiera llegado y los estudiantes llevaban sandalias. Fue como si
por fin pudiera entender a los estadounidenses que llegan a mi ciudad y se
desnudan con el primer rayo de sol. Pero lo que más me escandaliza no es
ver a la gente que se alegra desnudándose cuando ve el sol; lo que
más me horroriza es que después de cinco meses aquí, yo
soy la primera en quitarme la ropa. |