Aubrie Kimble,
'15
La flor
Una sola flor
está viva, mientras el resto de la naturaleza se prepara para el
próximo invierno. Sus pétalos, del oscuro color de la sangre,
mantienen su exuberante color y las hojas verdes abrazan la flor ahora que el
tiempo se hace más frío. Los árboles lentamente comienzan
a perder sus hojas una por una hasta que las hojas caen en racimos grandes. La
tierra dura, congelada por el aire frío, mató lo que quedaba de
la hierba y otras flores pequeñas. Otras flores no tienen la fuerza para
sobrevivir como esta flor, mueren tan pronto como se intuye el invierno.
Incluso los animales grandes y los pequeños que menos puedes ver se
esconden de las inclemencias del tiempo. No hay comida para los animales porque
la guardan y mueren antes de poder recogerla.
Pero la flor roja
sigue estando. El color intenso de sus pétalos suaves, que se sienten de
seda fina, apenas se descolora mientras la temperatura baja más. Su
aroma se hace más fuerte y huele dulcemente a miel. Pero el color rojo
chillón se marchita cada vez más hasta ser una sombra oscura del
marrón. Las hojas, ahora mancilladas con el color de los primeros signos
de la muerte, caen y poco a poco van arrastradas lentamente por el viento. No
hay aroma dulce ahora porque la flor ya no puede producir estas fragancias. Es
una vista hermosa cuando los últimos pétalos caen también
y el resto de la flor se desmenuza y se convierte en polvo. La memoria de esta
flor es enterrada después de que la primera nieve del invierno bese la
tierra con la promesa de un nuevo comienzo en la primavera. |